sábado, 2 de julio de 2011

HISTORIA ARQUITECTÓNICA DE LA PARROQUIA DE SANTA ANA.

HISTORIA ARQUITECTÓNICA DE LA PARROQUIA DE SANTA ANA.: ":no: :yes: :up: :idea:
Un interesante trabajo denominado, Apuntes Generales sobre la Parroquia Santa Ana de Chinandega, bajo la responsabilidad de los recién egresados arquitectos Juan José Romero y Maurilio Sánchez, indica que es una iglesia de indios.

Refiere la investigación que se fundó al momento de la conquista española, entre las que cuenta León y Granada. Chinandega y Matagalpa compartieron una circunstancia común y es que su iglesia estaba ubicada a 150 metros del río, a la vera de un camino viejo, que se inicio con una ermita. En este caso, Santa Ana se encuentra a pocos metros del río Acome, una cuenca hídrica que identifica a nuestra ciudad porque la divide en dos partes.

Como en la mayoría de los templos de Nicaragua, Santa Ana fue modificada en su estructura y diseño original por las acciones de la naturaleza y las decisiones de los párrocos a su cargo. Fue la primera y única parroquia de Chinandega en los primeros 400 años de historia.

La edificación no estuvo ajena esta situación, pero lo más importante es que se conserva viva y posee un valor arquitectónico e histórico, siendo declarada monumento de la nación, el 6 de noviembre de 1956, mediante el Decreto 217 y publicado en La Gaceta 252. Su estilo corresponde al barroco de la segunda mitad del siglo XVIII y la influencia antigüeña está sellada en sus portales, ventanas y cúpula, revela el trabajo de Romero y Sánchez.

Según la información encontrada en el archivo diocesano de la ciudad de León, el actual templo fue construido entre 1752 y 1776.

AQUEL FATÍDICO TERREMOTO

En 1885 se produjo el terremoto extremadamente dañino para los edificios religiosos de Chinandega. “El tembloròn”, como se le llamó, dañó parte de la fachada y la sacristía , quedando además la torre en mal estado, hasta que en 1898 otro fuerte sismo la hizo colapsar completamente.

Las reparaciones del templo se extendieron por un largo período que, según la historia, tuvieron un costo de nueve mil cien córdobas.

La Iglesia consta de una planta basilical de tres naves, sostenida la central sobre los horcones o pilares que se terminan en el arco triunfal, sobresaliendo el retablo rococó.

Actualmente, es un edificio ecléctico, con siglos de construcciones y reconstrucciones que dieron como resultado un templo único. El adosamiento de la sacristía, con su carácter vernáculo, la Capilla María Auxiliadora, con el uso de las almenas para resguardar su interior de reminiscencia neogótica, las demisiones del frontis y las torres, evitan el contraste entre el barroco del cuerpo y el neoclásico de la fachada. Parece, en su conjunto, reflejar la disimilitud de la sociedad a la que ampara, que en su disensión persigue objetivos de bien común.

Existen al menos 35 religiosos que cuidaron de la Parroquia de Chinandega, entre visitantes, doctrineros sacerdotes y Vicarios, cuyos nombres fueron recuperados mediante el trabajo investigativo de los jóvenes arquitectos Romero y Sánchez.

Desde 1901 a nuestros días resaltan José Dolores de la Llana, Adán Echevertz, Monseñor José Apolio Andara, de grata recordación y entre la feligresía: Manuel Ignacio Paguaga Núñez, Emilio Santiago Chavarría, Miguel Ángel Padilla, con más de 50 años de sacerdocio, siendo el propulsor de las obras de remozamiento y preservación del templo, Monseñor José Guillermo Berríos Delgadillo.

EL RETABLO

La Iglesia Católica es poseedora de la colección de arte sacro más extensa de la historia del hombre. De su origen, se ignora como es el caso del retablo del Altar Mayor de la Iglesia Santa Ana, de Chinandega.

El conjunto del retablo representa a la eucaristía en cada parte. El banco de forma ondulada sugiere un cáliz y sirvió de altar mayor en la época en que las misas se celebraban de espaldas a la congregación. Está completamente tallado con flores de cuatro pétalos y uno de los tres medallones presenta un marco que parece estar sostenido de un escudo. El retablo está formado por tres cuerpos, sosteniendo en el primero a la imagen de Santa Ana.

Cada calle está flanqueada por serafines –15 en total— coronados a modo de altantes que sostiene el piso superior, que según la tradición, conforman el primer coro celestial y su presencia es un ingrediente de singularidad al ser un elemento raro de decoración en los retablos del país y, la finura de las llamas que forman con sus cuerpos, acentúan la evidente calidad del tallado.

La tradición dicta que el retablo fue elaborado en Guatemala, pero su diseño y los datos contradicen esta creencia. Al compararlos con otros retablos contemporáneos de las iglesias de Occidente, se logró establecer similitudes estilísticas con otros trabajos que refuerzan la creencia que el mismo fue elaborado con la belleza, arte y voluntad correspondiente a un templo de su categoría.

SU ACTUAL RESTAURACIÓN

En un 40 por ciento, han avanzado los trabajos de restauración de la Iglesia de Santa Ana, desde la llegada de Monseñor Guillermo Berríos, a esta ciudad.

“Los trabajos es el aporte de nuestra generación a la memoria de nuestros antepasados y un legado a nuestra descendencia, que está esforzándose por preservar las formas y el estilo de cada parte del edificio con el anhelo de trascender y agradar a Dios, Nuestro Señor”, dijo monseñor Berríos.

El principal benefactor de las obras, entre otros, es el señor Piero Coen Montealegre, reconoció el religioso, quien ha impulsado junto al comité de restauración los trabajos de infraestructura con obras de la comunidad, kermesses, rifas, hablatones y donativos de fieles en el extranjero.

La parte interior no se ha tocado. Tiene un alto significado histórico, cultural y religioso por la expresión de fe de nuestros antepasados, pero basta decir que para cuidarlo y conservarlo hacen falta al menos 40 mil dólares.
Lic:Rene Davila /03070011"

No hay comentarios:

Publicar un comentario