“¡Con tantos cambios climatológicos hoy en día, te confieso que nunca estoy aburrida!”, asegura Ramos.
¿Cuándo decidiste que serías periodista?
Creo que ya traía la venita de querer ser escritora o comunicadora de algún tipo. Mi abuela materna escribía poemas y cuentos. Tengo dos tíos escritores con libros publicados... Siempre quise ser periodista y aunque muchos me decían que estudiara otra cosa, yo decidí seguir mis sueños. Afortunadamente, siempre tuve el apoyo de mis padres y ahora el apoyo de mi marido.
¿Qué extrañas de Nicaragua?
Lo que más extraño es mi familia. ¡Me hacen falta las costumbres de allá y por supuesto la comida! Aunque Atlanta es mi hogar, siento que siempre me falta algo.
Me hubiera gustado enseñarles a mis hijas las procesiones de Semana Santa, vivir tan cerca del mar que podés ir después de clases, que sepan lo que es comer fritanga recién hecha de allí por El Calvario, que salgan a la Gritería hasta que estén roncas y que se le corran al Toro Encohetado y a la Gigantona.
¿El mejor recuerdo de tu país?
Ya me van a hacer llorar… creo que los mejores recuerdos son los que pasé con mi familia entera. Todo el chavalero jugando por toda la casa y después en la acera ¡hasta que no podíamos más! Algunas veces mi abuelo ponía música, algunas veces mi abuela declamaba poesías y algunas veces algún tío tocaba la guitarra.
Para estar en televisión ¿qué creés más importante, la imagen o la inteligencia?
Considero que la imagen de una persona cuenta, por supuesto... Creo que tener talento para poder hacer este trabajo es lo más importante. Yo creo que los que triunfan en sus respectivas carreras son las personas que no se conforman con ser mediocres; las personas que se inspiran y siguen adelante, siempre queriendo ser mejor.
¿Cuál es la mejor cualidad del nicaragüense?
¡La capacidad de reírse en cualquier parte! Y no solo de reírse, sino más bien de estar alegre y poder compartir esa alegría. En cualquier parte del mundo que te encontrés un nica, te encontrás un amigo.
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