miércoles, 6 de julio de 2011

YEGOR SIVERS: VIAJERO BÁLTICO RETRATA A CHINANDEGA EN LA NICARAGUA DEL SIGLO XIX.

YEGOR SIVERS: VIAJERO BÁLTICO RETRATA A CHINANDEGA EN LA NICARAGUA DEL SIGLO XIX.: "
Yegor von Sivers (1823-1879) era un báltico, poeta e historiador alemán que siguió los pasos de E.G. Squier (1821-1888) en Nicaragua. Para mí, era completamente desconocido hasta que me habló de él y de su obra, Ueber Madeira un die Antillen nach Mittlelamericka /Reifedenkmürdigkeiten und Forfdjungen (1861), el catedrático alemán Wolfgang Bautz. Otro alemán y amigo más próximo, Günther Schmigalle, completó los datos que aquí rescato del autor de esa rarísima obra, cuyo título en español sería: Hacia Centroamérica, pasando por Madeira y las Antillas /Curiosidades e investigaciones de viaje.

Un tema esencial del viajero de origen báltico, pero alemán de formación y escritura, es la política anglo-americana y la intervención de William Walker. En cuanto a las páginas sobre Nicaragua, omito las que dedicó a la erupción del volcán Cosigüina en 1835; a los lagartos del Gran Lago y del río San Juan, en las cuales cita a Gage y a Dampier; y a los vestigios prehispánicos de Ometepe y Zapatera, especialmente a las estatuas de ambas islas; Squier, como ya se dijo, fue su guía.

.Chinandega y El Realejo

Las pieles de ganado vacuno calientes y hediondas bajo el ardor del sol, tendidas sobre la embarcación, aminoran el placer del viaje en barco de la isla del Tigre, en el Golfo de Fonseca, pasando junto al volcán Cosigüina, hasta el Tempisque, lugar de peaje, situado cerca de la desembocadura del riachuelo Palomino.

Después de un trecho a caballo de 4.5 leguas alemanas uno llega a Chinandega, donde el camino de El Realejo, rodeado de ambos lados de campos bien cultivados, se dirige hacia el puerto más importante de Nicaragua. Los alrededores de El Realejo, situado al arroyo del mismo nombre son llanos, el aire es húmedo, caliente e insalubre; pero cerca del poblado hay tierras fértiles, plantaciones de azúcar, milpas de maíz y muchas manadas de ganado que encuentran forraje nutritivo en los pastos.

¡Qué se podría cosechar en tiempos de paz si se mostrara un poco más voluntad seria, tiempos que por supuesto no se podrían esperar bajo el régimen de terror de las bandas de los filibusteros walkerianos!

La villa, de unos dos mil habitantes, tienen una aduana, un arsenal, un astillero en mal estado, un hospital y tres iglesias de piedra. Por medio de las huertas, plantadas entre las casas, logra una apariencia rural agradable. Sin embargo, la vista panorámica de las montañas de fuego del Viejo, Telica, Momotombo, Masaya, Nindirí y Mombacho, en partes ardientes o por lo menos humeantes, le da un trasfondo inesperadamente majestuoso.

Se afirma que el río tenía ocho desembocaduras navegables, de las cuales, sólo una es accesible hoy para grandes embarcaciones. Todas las desembocaduras llevan a un puerto espacioso y profundo, cuya salida protegen las Islas El Cardón y Castañón contra la alta mar.

Lanchas de mercancías alcanzan el desembarcadero de la ciudad y los barcos anclan unas cinco leguas inglesas hacia abajo, frente a las ruinas de una antigua fortaleza. En medio de este camino, cerca de la orilla del río, se observan otros escombros de un reducto-batería, cubiertos casi enteramente por árboles. El año de su construcción se desconoce. En 1637 Thomas Gage consideró el puerto débil y sin fortificación alguna.

El Realejo es la sede de un comandante, de un capitán de puerto y de varios aduaneros. Un vicecónsul inglés, subordinado al Cónsul General inglés de Guatemala, reside también allá. En los años cuarenta, lo era el señor Foerster que, al mismo tiempo, dirige los negocios de la casa de comercio más apreciada de la población: la de Manning y Foerster. Según Bülow, estos dos señores, que intentaban mejorar la agricultura de Nicaragua con su propio ejemplo y que varias veces sacaban el Gobierno de apuros anticipándoles en dinero en un total de 350,000 piastras, se apropiaron de todos los ingresos de aduana del puerto, así como de todos los ingresos de la venta del tabaco, por varios años.

Si se toma en cuenta el exiguo cultivo de la tierra, que casi no asegura la subsistencia necesaria y la falta de mercancías de exportación, es explicable que comerciantes, que pretenden hacer buenos negocios acá o en América Central en general, sean los que tomen la delantera en la producción de bienes exportables. Si se predica una vez con el ejemplo, habrá imitadores suficientes, y desde ahora el comerciante podrá invertir todo el tiempo y dinero en el comercio. Dicen que de esta manera, como Bülow lo relata en su libro apreciado sobre la emigración alemana, las casas comerciales locales más importantes Manning y Foerster, Bridge y Glenton empezaron a cultivar algodón, tabaco y añil.

Un camino de siete leguas alemanas de largo lleva de acá, pasando por Chinandega, Chichigalpa y Posoltega, a la capital del Estado libre: León. Pienso que puedo omitir la descripción más exacta de la región, porque Wagner y Scherzer ya la han caracterizado en su obra memorable.

LIC:RENE DAVILA / 06060011"

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