lunes, 5 de septiembre de 2011

SEMBLANZA DEL POETA CHINANDEGANO JULIO ICAZA TIJERINO.

SEMBLANZA DEL POETA CHINANDEGANO JULIO ICAZA TIJERINO.:
A fines de la semana pasada murió el destacado intelectual y político e ideólogo conservador, Julio Icaza Tijerino.

Nacido en 1919, dedicó toda una larga vida al estudio, a la meditación sobre la problemática y destino de los pueblos hispánicos y su compleja inserción en el sistema capitalista internacional, analizando su identidad social, racial, religiosa y cultural, dentro de una perspectiva integral que viene de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Ortega y Gasset y otros pensadores de la Generación del 98.

El conservatismo militante de Icaza no viene, pues, de una postura oportunista o por veleidades aristocratizantes, sino por su vocación de estudioso de la hispanidad y lo hispánico como factor de identidad metafísica y cultural frente al imperialismo anglosajón.

De tu profunda presencia no se puede saber nada, pero yo veo lo que diremos cuando te vayas:

Gran pájaro soñoliento parecía Julio Icaza.

Habitante del silencio su misterio se esperaba

Pero al hablar, de repente, se rompía su distancia en bondad; así al quebrarse brillan las sombrías aguas.

Y una sonrisa de niño le iluminaba la cara.

Así entre el sol por el árbol cuando lo mueve una racha.

Se hacía más cariñoso cuando el invierno llegaba.

Ya alguna vez en su frío nos nombraba a Nicaragua".


Ubicado entre los poetas inmediatamente posteriores a la generación de Vanguardia, autor de una obra poética breve, pero profunda y significativa, Julio Icaza Tijerino (1919) es sobre todo conocido como sociólogo, político, jurista, crítico, ensayista y teórico de la cultura.

Pese a haber publicado dos poemarios en los años 1959 y 1960 (Poemas del campo y de la muerte, Agora, Madrid; Tierra de promisión, Managua, Ministerio de Educación, Managua), el primero ampliamente elogiado por Pablo Antonio Cuadra, Oreste Macri, Alfredo Roggiano y Vicente Aleixandre, no podemos decir que su poesía haya sido lo suficientemente valorada, teniendo en cuenta la unidad raigal de su voz, la fineza de su dicción, la intensidad de sus visiones y, por supuesto, la sustancia histórica subyacente no solo en sus poemas propiamente cívicos o épicos, sino en sus textos estrictamente líricos, personales, amorosos y telúricos. Un poeta muy cercano Luis Alberto Cabrales, por ejemplo, con quien comparte afinidades de estilo y parecidos deslumbramientos ante las primeras lluvias del invierno y, la misma furia antimperialista y la misma obsesión por la genealogía remontada a los límites de la historia y los mitos fundadores. Esto, solo por poner un ejemplo nicaragüense, y para ser más específico, chinandegano.

Lo cierto es que Icaza Tijerino, hombre fundamentalmente estudioso no solo del fenómeno cultural del mestizaje hispanoamericano y las diversas prácticas políticas y jurídicas del continente, sino de la naturaleza y esencia de la poesía nicaragüense e hispanoamericana, comenzó a escribir muy joven, logrando poemas reveladores de un intenso impresionismo que llegará a su plena madurez en sus Poemas del campo, calificados por el siempre lúcido Pablo Antonio Cuadra como "finamente exterioristas, de delicada y poética objetividad".

Ese poeta impresionista y juanramoniano, con tendencias al silencio y a la contemplación mística, ese poeta que nos da no el paisaje, sino retazos o detalles del paisaje, poesía en voz baja como una oración, el que nos describe el gran poeta y humanista español José María Valverde descubridor también, de Carlos Martínez Rivas, en un retrato memorable que nos recuerda el de Antonio Machado por Darío. Un poema en octosílabos ("Retrato de Julio Icaza") incluido en su libro La espera (Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1949).

Son evidentes las muestras de esa poesía impresionista y delicadamente espiritual en el período que va de 1936 a 1953, la cual podemos leer en la primera sección de su Poesía Reunida (1936-1993), publicada en 1994 por Jorge Eduardo Arellano. Ahí tenemos piezas características del poeta como "pájaro soñoliento", un poeta todavía inmerso en la atmósfera post-modernista y post-simbolista.

"Piano", "Canción", "Paisaje espiritual" y "Egloga de invierno" son ejemplos elocuentes:

"Tiene la lluvia fina un aire triste
que viste al cielo de desilusión,
y que hace al alma derramar sus lágrimas.
Está lloviendo en nuestro corazón".

("Piano")

"Escribir con el dedo sobre el cristal dormido
de tu remanso claro, un claro verso mío,
y decirlo en voz baja como en una oración,
para que el alma sea como un pájaro herido
que arrastra la corriente porque cayó en el río,
sangrando la armonía de su letal canción".

("paisaje espiritual")

"La lluvia es como el llanto de Dios. En el pañuelo
de la llanura pone las montañas su arruga.
Los caminos dibujan iniciales humanas.
En las praderas brillan al sol celestes lágrimas".

("Egloga de invierno")


Sin embargo, ya en este primer período de producción poética, nos encontramos otras vertientes, otras preocupaciones que llegarán a ser más importantes que la inicial, por lo menos desde el punto de vista de su resonancia y su significación política. Me refiero a la exaltación de los valores cívicos, el sentimiento patriótico y la visión de los pueblos hispánicos marginales enfrentados al imperialismo anglosajón, la exaltación de la identidad hispanoamericana y la visión del mestizaje como una esencia milagrosa y ecuménica, algo que Icaza hereda de Darío. Martí, Rodó y de los otros modernistas no tan famosos ni de tan vasta obra, pero originales y sinceros en cuanto a la percepción del tiempo histórico.

Esta preocupación, constituida en una constante poética que se redondeará orgánicamente en su largo poema, dividido en nueve cantos, Tierra de promisión, es inseparable de sus prolongados y rigurosos estudios sobre sociología de la política hispanoamericana, sobre la cultura hispánica y la crisis, de Occidente, estudios precursores, en cierta forma, de la llamada "filosofía de la liberación" que abunda hoy por todos lados en el continente. Estudios a los que hay que agregar sus investigaciones darianas y, sobre todo, su fundamental ensayo sobre el ser y carácter de la poesía hispanoamericana, incluido en su breve libro titulado La poesía y los poetas de Nicaragua, editado por la Academia de la Lengua en 1958.

LIC:RENE DAVILA / 03090011

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