Para llegar a Puertó Morazán, hay que pasar por los algodonales cañaverales y bananeras de Chinandega. El sol, el calor y los polvazales, recuerdan el desierto. De ahí en adelante están los grandes salitrales y las camaroneras. Al llegar al Estero Real se ven los manglares. Una palizada que cubre toda la orilla.
Los manglares están acomodados en fajas, que van de10 a 100 metros de ancho. De Morazán al Golfo de Fonseca, hay 7 leguas de pu ro manglar. El mangle rojo, el curumo o, palo de sal, el mangle negro o botoncillo y el angelín. De cada 3 mangles que hay en el país, 2 están en el Estero Real. En el golfo de Fonseca, los camarones se reproducen y sus larvas viven un tiempo en el estero.
En la ñanga del manglar, viven muchas variedades de cangrejos y conchas. Por el estero suben los peces, para el casorio o para poner sus huevos. El estero sirve de refugio a un montón de animales porque aquí encuentran comida y escondederos. En el invierno, los ríos Tecomapa, Aquespalapa y las corrientes arrastran lodo y veneno de los cañales de las bananeras y los algodonales. Todo va a caer al estero y pone turbias las aguas durante todo el año. El veneno afecta a muchos animales como las conchas negras que ya no se encuentran.
La contaminación y el despale amenazan la vida del estero. Los manglares protegen al río, de las corrientes de lluvias, los vientos y las tormentas. Además de no ser por el manglar, cada año la gente tendría que reponer los techos de las casas, cuando pasan los vientos del Norte.
Los lagartos antes eran manadas, ahora ya son pocos. Siempre pasan a pelo de agua, uno tras otro, siempre juntos. Nunca pensé el) comerme alguno, hasta que un día me lo sirvieron en carne desmenuzada. No voy a mentirles, me gustó, parecía cecina de mero. Cuando a veces traigo a mis chavalos, en la noche estoy con el cuido, duermo con un ojo cerrado y el otro pelado. Me da miedo que un lagarto los vaya a sacar de la zamaca". Después de tanto maltrato que ha tenido ya el estero se está empobreciendo hasta encontrar conchas es una ilusión no se diga de 01ros animales, oiga:
Don Pablo Alvarez Herrera de 44 años y 30 de andar en el estero, cuenta que, en el lugar llamado Torrecilla, los salvadoreños y hondureños venían por temporadas. Acampaban para pescar y lagartear.
Sacaban conchas negras del estero, ostiones que daba miedo.
Allá en el mero golfo, hay un playón, que es un cementerio de conchas, recuerdo de mejores tiempos. Los salvadoreños salaban los pescados y secaban los cueros de lagartos. trajo dos mujeres para que los cuidaran. I Un día, los hombres salieron temprano, las mujeres se quedaron en la enramada. y llegó un tigre y se comió a una de ella y la otra, del susto, quedó como loca. De eso hace ya 40 años, cuando la montaña era espesa. Ahora ya no vienen a acampar, pero se aparecen con sus lanchas con el afán de pescar, sacar leña y buscar larvas de camarones con el permiso de quién sabe guién. Dicen que en Honduras, el millar de larvas vale muchísimo dinero y aquí pagan unos cuatro centavos.
En El T empisque encontramos a Don Eddy Espinales, un viejo leñador, gran conocedor de estos manglares. Cuenta que el mangle rojo, es el más buscado y vendido, por eso se está acabando. Este mangle, sólo vive a la orilla del agua, ya cortado no retoña. Los otros mangles se cruzan a la orilla y ocupan su Jugar. Por eso ahora se ven más el angelín, el mangle negro y el palo' de sal. Daba gusto ver un mangle rojo, grueso de 30 pulgadas, ahora sólo hay de 12 pulgadas. El mangle es una buena madera para costruir ranchos y techos de casas. Ahora se desperdicia mucho, solo como leña se está usando, y es que es mejor que la 'leña dulce, hasta verde arde.