Un coleccionista de antiguas fotografías mostraba unas cuantas
en que aparecía Francisco Sequeira, el caudillo viejano que surgió de
la guerra civil de 1926, mejor conocido por Cabuya. En una de ellas,
como un niño, con cutachón, rifle y dos pistolas, una en su funda y la
otra en la mano derecha como si apuntara. En la otra fotografía, montado
a caballo, rodeado por compinches también montados y precedido
por unos cuantos hombres a pie portando instrumentos musicales.
En ambas se notaba al hombre primitivo, de mente infantil. Cabuya tenía
entonces 23 años.
Mirábamos las fotografías mientras algunos, testigos de aquellos
días, reconocían a las personas retratadas.
De pronto uno del grupo reconoció a don Juan José Guerrero
Pereira, amigo nuestro, músico de ántaño, agricultor de estos días, conocido
cariñosamente con el alias de "Juan Violón" por el nombre popular
con que se,conoce al contr^g9ue en sus años mozos pulsaba. Ari-i-
— iAh, eso qué importa! iCabuya lo hacía tocar cualquier instrumento!—
exclamó uno.
Y así era
Corría el año 1926. La guerra en su punto culminante. Moncada
avanzaba por entre la manigua camino de Managua. Cabuya, mientras
tanto dueño casi sin oposición de El Viejo y sus alrededores, se había
convertido en caudillo implacable, señor de vidas y haciendas, con su secuela
de crímenes.
Asombra aún, viendo la sola fotografía de Cabuya, saber a lo que
nos llevaron esas guerras, pensando en los monstruos que nacieron con
ella, de un lado y otro y los instintos feroces que despertaron.
¡Cómo habrán temblado los hombres pacíficos y las mujeres indefensas
viendo pasar por las calles a ese forajido seguido por una
chusma sedienta de sangre, de rapiña y de aguardiente! Más aún... seguido
hasta de jóvenes decentes e inexpertos que, guiados por un loco
afán de aventuras, habían buscado al siniestro y grotesco personaje, sin
poderse volver atrás, llenos de miedo a su ira y venganza. Pero Cabuya
representaba en aquellos días la figura de un revolucionario liberal, mostrando
realmente, cuando fue necesario, su valor en "Las grietas" y en
"Chinandega" al lado de "El Caballero de la Guerra", General Francisco
Parajón.
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Un día, mientras Cabuya bebía y bebía, corrió la noticia de un
gran triunfo de Moncada sobre las armas conservadoras; y uno de los
consejeros ae aquel, que alimentaba su mente infantil y su vanidad, le
indicó que aquella victoria debía darse a conocer con un bando con
acompañamiento de música.
Gustó a Cabuya la idea y ordenó en el acto que se reuniera la
banda, pero... desdichado incidente, faltaba el del bombo, ausente en
esosmomentos.
Corrían de aquí para allá los ayudantes del fiero caudillo, buscando
con angustia a un sustituto, cuando se oyó una voz:
—juan Violón es músico y tal vez pueda tocar el bombo.
—No, —advirtió otro— ese sólo toca el violón.
Cabuya que entre copa y copa oía, puso fin a la discusión.
—Si es músico debe tocar cualquier calache. Vayan a traerlo.
Asunto concluído. La orden debía cumplirse sin dilación. Juan
Viokm debía venir y tocar a como diera lugar. El "primer ayudante de
campo" "Coronel" Pedro J Espinoza dio sus instrucciones.
—Vengo, —dijo el enviado Isaac Amaya al llegar a casa de don
Juan José Guerrero— de parte del General Cabuya. Que te presentés
inmediatamente porque vas a tocar el bombo.
—Pero si yo no sé tocar ese instrumento. Vos sabás que yo sólo
sé tocar el contrabajo.
—Yo no tengo que ver —le dijo tocándose la razón contundente
de su "38"— Andá, maniate y no repliqués, que ya sabés cómo es el
GeneraL
Don Juan José Guerrero, temblando de miedo se fue a tocar el
bombo.
Tal vez el temblor le ayudó a tocar mejor los redobles, para su
suerte, porque una nota mal dada oída por Cabuya le hubiera costado
la vida.